Hasta que resulte de aplicación el mecanismo permanente para 2022 del que aún no se conocen los detalles importantes, parece inminente una nueva prórroga de los ERTES COVID-19 desde el 1 de octubre al 31 de enero de 2022.
Teniendo en cuenta que el número de personas trabajadoras en ERTE ronda las 253.000 personas y, de ellas, menos de 180.000 están en suspensión total, la propuesta adelantada por el Ejecutivo para los denominados «ERTES de transición» llegarán con novedades en distintos ámbitos:
- Las ayudas de los nuevos ERTE se ligarán a la formación, siendo esta —y no la «activación» mediante exoneraciones de cuotas de la Seguridad Social para las empresas en ERTE que siguen sin poder reanudar su actividad— la prioridad.
- La posible prórroga sería hasta el 31 de enero.
- No existirá renovación automática por lo que:
Las partes deberán acordar condiciones para la suspensión o reducción de jornada.
Las empresas deberán presentar la documentación requerida y realizar los trámites que se especifiquen.
- Los trabajadores deberán renovar sus prestaciones con el SEPE.
Del mismo modo, se ha adelantado la renovación de la prestación por cese de actividad autónoma ligada a los efectos de la pandemia, cuya protección acoge actualmente a unas 225.000 personas autónomas.
Formación durante la afectación por un ERTE
Siguiendo las declaraciones del ministro de Seguridad Social, José Luís Escrivá, la formación supondrá un elemento adicional y central en el nuevo esquema de transición de los ERTE. A falta de conocer las novedades en la materia, recordar que el art. 5.1.a) del Real Decreto 694/2017, de 3 de julio, por el que se desarrolla la Ley 30/2015, de 9 de septiembre, por la que se regula el Sistema de Formación Profesional para el Empleo en el ámbito laboral.